Carmen Tejerina Espeso
Una mirada agradecida a Madre Asunción y a su obra.
Mi relación con esta familia religiosa no es nueva en el tiempo, no obstante esta ha sido la primera vez que participaba en un encuentro de las Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús, al que desde el primer momento me he sentido totalmente incorporada. Me es grato destacar una muy entrañable acogida. Ya desde recepción: saludos cordiales, abrazos y una alegría desbordante; todo ello preludio de lo que nos esperaba por vivir.
El objetivo de esta celebración queda expresado con este sugerente lema:
“Cien años de entrega y servicio dando gloria a Dios”
Cien años de entrega que comenzaron con Madre Asunción. Su imagen se me hizo presencia a través de una foto, y su mirada me acompañaría durante toda la celebración. Esta mirada, me trasladó hasta mi infancia, cuando la conocí. Su presencia, su cercanía, su sencillez… de alma contemplativa me la recordaron llevando a Jesús Niño entre sus brazos, de camino en todos sus viajes.
Hemos compartido con las Hermanas y toda la Familia Laica Carmelitana, profundizando en el perfil de Madre Asunción.
En el encuentro se han vivido momentos de oración y plegaria, conferencias, comunicaciones…
Sí, recordar su vida y su carisma ha supuesto una experiencia realmente enriquecedora.
Celebramos una primera Eucaristía en la catedral de Málaga presidida por Monseñor Francisco Pérez González, Obispo emérito de Pamplona, en la que se pudo constatar la fuerza de convocatoria que posee una mujer santa. Se dieron gracias por su vida y por su obra. Fue una Eucaristía muy emotiva. Asistieron numerosos matrimonios con sus hijos, amigos y conocidos.
Aun resuena un mensaje que el Obispo nos regaló: “Ser luz es para alumbrar, no para lucirse”.
Para la ocasión de estos días el Colegio Madre Asunción estuvo vestido de fiesta, la alegría era percibida por todos y cada uno de los espacios y sus rincones.
Muy celebrada fue la bendición de un busto de la Madre Fundadora.
El encuentro terminaría con una segunda Eucaristía celebrada en el Colegio Madre Asunción, presidida por el P. Miceál O´Neill, Prior General de los Carmelitas. Se sumaban a ella desde los grupos de infantil que nos regalaron sus canciones dedicadas a la Madre Fundadora, hasta los grupos de niveles superiores que animaron y participaron también con sus cantos y peticiones.
La presencia de algunas personas del Continente Africano y del Caribe fue también muy significativa tanto en el desarrollo del encuentro como en esta Eucaristía en la que nos invitaban con sus danzas a la alabanza y acción de gracias, al ritmo de música africana.
Un encuentro al ritmo de la sinodalidad
Esta celebración se ha vivido en el contexto eclesial actual del Sínodo de la Sinodalidad. Así ha sido percibido. Las Hermanas Carmelitas llevan bastante tiempo atrás trabajando y caminando con los laicos; escuchando, compartiendo tareas y responsabilidades en realidades de riesgo. Esto se hizo patente en el encuentro:
“En este sentido, la sinodalidad es una forma de renovar la Iglesia desde sus raíces más profundas, para que podamos estar más unidos entre nosotros y cumplir mejor nuestra misión en el mundo”.
Hemos compartido una experiencia multicultural de escucha al Espíritu, a cada persona, a la realidad, con el deseo e impulso de seguir caminando juntos con la fuerza de sentirnos pueblo de Dios en salida. Una experiencia donde toda la comunidad creyente mantuvo y expresó actitudes y reflexiones compartidas:
“Se trata de escucharnos unos a otros, para oír lo que Dios nos dice. Es darse cuenta de que el Espíritu Santo puede expresarse a través de cualquiera para ayudarnos a avanzar juntos en nuestro camino como pueblo de Dios.
“Caminar juntos” está en el corazón de lo que es la Iglesia, como pueblo de Dios que peregrina en medio del mundo”. (Papa Francisco).
Un carisma que continua
Ha sido un reencuentro con las raíces que mantienen este carisma vivido y transmitido por la Madre Asunción. Fue de la mirada a la Fuente de donde surgió tanta vida entregada al servicio de la humanidad más vulnerable y necesitada. La mirada abierta al mundo, a la realidad más cercana, a las situaciones emergentes que la lanzó a salir de la zona de confort para hacer la travesía por el desierto, hasta llegar a la vida plena en Cristo.
En la experiencia vivida se pudo constatar, tanto en las Hermanas Carmelitas como en la Familia de laicos que comparten carisma, su fidelidad a la Fundadora: cercanía a los más desfavorecidos, presencia en varios países de misión, trabajo en residencias de ancianos y en cárceles, compromisos con proyectos solidarios en concreto Karit, ONG Carmelita.
Servicio y fidelidad, sostenidas a través del tiempo por su actitud orante, su fraternidad, arraigadas en una espiritualidad Cristo-céntrica y Mariana.
Agradecemos la oportunidad del tiempo de encuentro que vivimos en el Seminario de Málaga, espacio al que podemos llamar simbólico:
“Subimos” al Seminario: lugar de silencio, reflexión, contemplación, de bella naturaleza, de amplios horizontes, donde se nos regaló la Palabra hecha vida a través de un carisma, una mediación, Madre Asunción.
Ha sido un espacio de luz, en el que llenar nuestras mochilas “para Bajar”, pertrechados de esperanza, a la realidad cotidiana y dispuestos a compartir lo vivido. Agradeciendo y agradecidos por tantos carismas que nacen de una misma Fuente que transformados en ríos alimentarán dando sentido a la vida.
HERMANAS CARMELITAS DEL SDO. CORAZÓN DE JESÚS ¡ENHORABUENA!
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