LCMA, Caribe
Queremos compartir esta experiencia desde la pregunta ¿Que está significando y en qué nos van ayudando como FCMA en el Caribe; la Celebración del año Jubilar de la Congregación? Con el lema “100 años de Entrega y Servicio Dando Gloria A Dios”. Y su iluminación bíblica: “Estoy entre ustedes como el que sirve”. Así como las actividades que vamos realizando en los diferentes grupos para vivir esta experiencia, damos gracias porque es el paso de Dios por nuestras vidas.
Todos hemos iniciado la celebración de apertura de Centenario fundacional de nuestra Congregación, acogiendo las propuestas del Equipo General del Centenario, nos han guiado para vivir cada día y cada actividad que realizamos como una oportunidad para crecer en familia y en entrega, uniéndonos por un mismo deseo “Dar Gloria a Dios”, lo que hacemos se convierte en una experiencia de su amor para con nosotros y nuestras familias.
Las diferentes actividades que vamos realizando en los grupos de vida de FCMA, nos ha permitido vivir con alegría y dinamismo el legado de nuestro Carisma y Espiritualidad que nos ha regalado el Espíritu por medio de su Sierva Madre Asunción Soler Gimeno.
Esta dinámica de celebración ha sido una oportunidad de acercarnos a un mayor conocimiento del Carisma y espiritualidad de las Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús. Detenernos en profundizar nuestra espiritualidad ha afianzado los rasgos que nos caracterizan y nos definen como Carmelitas: la entrega abnegada, oración, contemplación, fraternidad, amor a la Iglesia y devoción mariana.
Después de una larga reflexión preguntamos a los grupos de vida de FCMA de Zona Caribe que conclusiones llegaron ante la reflexión sobre los rasgos carismático, estos fueron los coincidentes:
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Conocimiento y práctica en la oración, la contemplación, la entrega, la misión y fraternidad.
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Reforzar nuestra certeza de ser cristianos comprometidos, llevando la Palabra de Dios a los hermanos impedidos por la enfermedad y las dificultades de transporte.
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El amor a Cristo y a nuestra Madre Asunción nos ha ayudado a ser más unidos y solidarios; a vivir la abnegación que ella vivió en la entrega a los más necesitados para que conocieran el amor de Dios.
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Conciencia de hacerlo todo para la gloria de Dios y por amor a la Iglesia, renovando en cada miembro del Laicado su entrega a la comunidad parroquial según las cualidades de cada uno.
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Esta celebración del centenario ha fortalecido nuestra fe, nos ha impulsado a ser fraternos entre nosotros a llevar el legado que Madre Asunción nos dejó, teniendo siempre presente “que no somos nada: pero con Él lo somos todo”.
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Madre Asunción con su testimonio de continua oración nos enseñó la importancia de orar juntos sin desanimarnos, por los enfermos, las vocaciones consagradas, los difuntos.
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El Señor por medio de ella (Madre Asunción) nos ha hecho un llamado grande a vivir con radicalidad nuestro seguimiento a Jesús.
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Renovar nuestro compromiso para continuar la entrega, desde el carisma que Dios legó en Madre Asunción, mujer abnegada en el servicio a los pobres, los presos, los enfermos, los niños y envejecientes.
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Sentimos que Dios nos llama a seguir siendo fieles herederos del Testamento Materno que ella nos legó, haciendo todo para la gloria de Dios por amor a la Iglesia.
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Hemos recibido un impulso para el servicio a los más necesitados para cuidar de los enfermos y ancianos solos, acompañándolos para aceptar la voluntad de Dios y hacerles sentir que no están solos, que el Señor siempre les cuida.
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En esta celebración hemos renovado el valor de la adoración al Santísimo Sacramento del Altar, estar como Madre Asunción, adorando a Jesús por muchas horas, sin darse cuenta de que el tiempo corría, ponía en manos de Jesús toda su vida y la de la humanidad entera.
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Madre Asunción, vivió desde la fe y la oración, amando incondicionalmente a Jesús y a María, pedimos interceda por nosotros impulsándonos a ser seguidoras de Cristo como María, la primera discípula.
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La experiencia ha sido muy buena, nos ayuda a vivir en unidad con los que nos rodean, unidas a la Iglesia, al servicio de los más necesitados.
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Esta celebración nos ha fortalecido en los momentos duros de escasez que vivimos y de rupturas familiares, con la emigración constante de nuestros seres queridos y hermanos de la comunidad cristiana. También nos ha mantenido unidos a Cristo y a la Iglesia a pesar de la crisis que está viviendo en nuestra comunidad parroquial. El grupo de Laicado ha permanecido constante aportando sin desanimarnos, siendo un gran testimonio en medio del pueblo.
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En estos meses hemos vivido la ausencia del sacerdote y el ejemplo de Madre Asunción nos ha animado a impulsar creativamente los encuentros de la comunidad sin desfallecer.
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Hemos acogido con gran entusiasmo el Boletín de la Causa sobre la SdD Madre Asunción “Cien años de entrega y servicio dando Gloria a Dios”. Su contenido es un resumen de su vida y obra. Como su biografía, desde la infancia hasta la fundación de la Congregación, y su búsqueda de encontrar al gran y único Tesoro de su vida, a Jesús Siervo y ser fiel a su misión de “Dar Gloria a Dios”. Desde la entrega y el servicio a los más pobres. Los temas de este Boletín lo hemos centrado como temas en nuestro proceso de formación para este año 2023-2024 desde el Estudio, reflexión, profundización y asimilación como parte del itinerario de crecimiento humano, cristiano y compromiso de fe y servicio, ahondando y profundizando sobre el Carisma de la Congregación.
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Es una experiencia muy bonita desde el fortalecimiento de la amistad, el intercambio fraterno, la participación, colaboración y sentido de familia.
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A través de la vida y obra de Madre Asunción hemos aprendido la humildad, la valentía de defender su vocación, la fe y su amor incondicional a Dios y a la Iglesia.
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La perseverancia y la fe de Madre Asunción la animaban para caminar y llegar a donde quería, desde la confianza y el abandono en las manos amorosísimas de Dios. Experimentamos que hoy nos invita a seguir sus huellas, a imitarla, desde su legado espiritual y carismático.
Continuamos celebrando este gran regalo de Dios y seguimos encomendándonos a M. Asunción para que ella interceda por nosotros y pronto sea llevada a los altares.
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