Celebrar una fiesta en el mes de diciembre -en la que todos nos sentimos envueltos en el milagro de la Natividad de Jesús- y si es tan significativa, como lo es para nuestra familia Carmelita, es un regalo de Dios.
Todo el Carmelo cantará, orará, contemplará o saboreará los escritos de San Juan de la Cruz, ya que el 14 de diciembre celebramos la fiesta de este santo de la Iglesia.
San Juan de la Cruz, que fue un enamorado de Cristo nos señala como subir el Monte Carmelo, y el recurso que necesitamos para lograr este gran reto, nos señala el santo, es “nada”. Es decir, nuestro deseo debe enfocarse en vivir para la gloria de Dios. Esa es la misión de nuestra Congregación en la Iglesia. La sierva de Dios Madre Asunción, insistía sobre la importancia de vivir abandonadas en las manos de Dios.
En el fondo, es lo mismo que invita San Juan de la Cruz en el poema de la Subida al Monte Carmelo:
Para venir a gustarlo todo,
no quieras tener gusto en nada.
Para venir a saberlo todo,
no quieras saber algo en nada.
Para venir a poseerlo todo,
no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo,
no quieras ser algo en nada.
Para venir a lo que gustas
has de ir por donde no gustas.
Para venir a lo que no sabes
has de ir por donde no sabes.
Para venir a poseer lo que no posees
has de ir por donde no posees.
Para venir a lo que no eres,
has de ir por donde no eres.
Cuando reparas en algo,
dejas de arrojarte al todo,
para venir del todo al todo,
has de dejarte del todo en todo;
y cuando lo vengas del todo a tener,
has de tenerlo sin nada querer.”
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