En los últimos años seguramente que hemos oído hablar sobre la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. He querido dedicar un artículo para reflexionar un poco sobre el tema y dar a conocer algunos rasgos fundamentales, que nos ayuden a tomar conciencia de nuestra posible aportación a estos objetivos globales que nos son propuestos.
En los últimos años seguramente que hemos oído hablar sobre la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. He querido dedicar un artículo para reflexionar un poco sobre el tema y dar a conocer algunos rasgos fundamentales, que nos ayuden a tomar conciencia de nuestra posible aportación a estos objetivos globales que nos son propuestos.
A comienzos del nuevo milenio, los líderes mundiales se reunieron en las Naciones Unidas para dar forma a un proyecto común con el fin de combatir la pobreza en sus múltiples dimensiones. Esa visión, que fue traducida en ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), desde el año 2000 al 2015 estuvieron trabajándose en un marco de trabajo conjunto para el desarrollo. Los objetivos fueron:
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La erradicación de la pobreza y el hambre
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El logro de la educación primaria universal
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La promoción de la igualdad entre los sexos
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La reducción de la mortalidad infantil
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El mejoramiento de la salud materna
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El combate del VIH/SIDA y otras enfermedades
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La sostenibilidad del medioambiente
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El fomento a una alianza mundial para el desarrollo
En el año 2015 se hizo una evaluación positiva de resultados en el logro obtenido de los objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), en los que se dice que el hambre disminuyó a la mitad, la pobreza extrema también se redujo casi a la mitad, y se bajaron notablemente los índices de mortalidad infantil y aumentaron los niveles de escolarización.
Esos logros obtenidos impulsaron a la ONU a proponerse alcanzar objetivos aún más ambiciosos y se plantearon una segunda etapa de estrategia de desarrollo a la que denominaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La diferencia fundamental entre ambos es que mientras los ODM trabajaban las metas solo en los países en desarrollo, los ODS establecen que no se puede hablar de agenda de desarrollo si no se asume que todos los problemas están interconectados y hay que abordarlos desde todos los países.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son 17 retos cuyo fin es erradicar la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas del mundo, sin distinción, gocen de paz y prosperidad; estableciendo las políticas y la financiación necesarias para la consecución de esos objetivos a lo largo de los 15 años siguientes, hasta el 2030, y actuando en unos 170 países y territorios de todo el planeta, con 169 metas que abarcan las áreas económica, social y ambiental.
Los 17 objetivos sostenibles que se pretenden alcanzar son:
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Erradicar la pobreza en todas sus formas en todo el mundo.
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Poner fin al hambre, conseguir la seguridad alimentaria y una mejor nutrición, y promover la agricultura sostenible.
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Garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todos y todas en todas las edades.
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Garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa, y promover las oportunidades de aprendizaje permanente para todos.
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Alcanzar la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas.
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Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos.
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Asegurar el acceso a energías asequibles, fiables, sostenibles y modernas para todos.
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Fomentar el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo, y el trabajo decente para todos.
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Desarrollar infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible, y fomentar la innovación.
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Reducir las desigualdades entre países y dentro de ellos.
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Conseguir que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
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Garantizar las pautas de consumo y de producción sostenibles.
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Tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.
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Conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, mares y recursos marinos para lograr el desarrollo sostenible.
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Proteger, restaurar y promover la utilización sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar de manera sostenible los bosques, combatir la desertificación y detener y revertir la degradación de la tierra, y frenar la pérdida de diversidad biológica.
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Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles.
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Fortalecer los medios de ejecución y reavivar la alianza mundial para el desarrollo sostenible.
Los objetivos planteados son muy ambiciosos y algunos nos pueden parecer incluso utópicos, como el objetivo número uno que habla de erradicar la pobreza en todas sus formas en todo el mundo, o el objetivo segundo que plantea poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y la agricultura sostenible.
No cabe duda de que, si hay un trabajo conjunto de las Naciones Unidas para lograr estos objetivos y hay una sensibilización y concienciación, hacia la implicación por parte de diferentes organismos públicos y privados, empresas, trabajadores, ciudadanos, de todas las personas aportando cada una lo que nos sea posible… quizá no se logren del todo pero mejorará la vida de muchas personas.
Ahora tendríamos que reflexionar ¿Qué puedo apoyar o aportar para que puedan lograse estos objetivos?
El Papa Francisco nos ha hablado en su primera encíclica “Lumen fidei” sobre la Fe y la Misericordia; sobre el cuidado de la Casa Común y el medioambiente en su segunda encíclica “Laudato Si”, y sobre la importancia de que Todos somos Hermanos en su tercera encíclica “Fratelli Tutti”.
La Iglesia, comunidad de creyentes, tenemos unas bases sólidas y debemos ser conscientes de la labor misionera referida al desarrollo y crecimiento del ser humano, con especial atención, apoyo y entrega a los más pobres.
Teniendo en cuenta los objetivos propuestos desde la ONU y el llamamiento desde la Iglesia a través de sus encíclicas te propongo una reflexión en relación a tu situación y compromiso personal, comunitario y /o congregacional… y posibles aportaciones para los logros de los objetivos en tu entorno más cercano (compromiso social, barrio, parroquia, misión…).
Echando una vista atrás al inicio del planteamiento de los objetivos: ¿Cómo estaba, estábamos en el 2015? Mirando al futuro: ¿Qué quiero o queremos para el 2030? Y a corto plazo ¿Cómo los lograré o lograremos? ¿Qué hago ahora?.
Comparto también una frase que he encontrado y me ha gustado para reflexionar:“El compromiso es lo que convierte una promesa en realidad” Abraham Licon.
Nuestra aportación, tu aportación a los objetivos desarrollo sostenible ¿es posible?
Susana Raquel Muñoz Martínez
Carmelita Laica FCMA
Equipo de Justicia, Paz e Incidencia Política
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