La Iglesia de Mallorca ha agradecido la gran misión desarrollada en nuestra diócesis por las Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús durante casi setenta años y que ahora concluyen su labor asistencial y evangelizadora entre los mayores porque dejan la isla de Mallorca. La congregación se ha despedido de la isla y de la diócesis con una celebración eucarística presidida por el obispo de Mallorca, Mons. Sebastià Taltavull, el pasado sábado 2 de enero.
En una entrañable celebración, que ha contado con la presencia de la superiora general de las Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús, la Rvdma. Madre María de Rosario González Domínguez, nuestra diócesis ha despedido a las últimas hermanas carmelitas que quedan en la isla dando gracias a Dios por todo el bien que las carmelitas han hecho durante tantos años a nuestros mayores.
A finales del siglo XIX se fundó en Palma la congregación de las Hermanas Carmelitas de la Caridad, por Joaquima Conté Ribes. Tenían la Casa General en la calle del Bisbe, dentro de la demarcación parroquial de San Jaime, de Palma. Esta congregación diocesana, a instancia de Mons. Joan Hervàs, entonces obispo de Mallorca, se fusionó en 1951 con la congregación de derecho pontificio de las Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús, fundadas en Málaga en 1924 por la Sirvienta de Dios Madre Asunción Soler Gimeno (1882-1959).
Desde entonces las religiosas carmelitas se han dedicado a cuidar a los enfermos, acogiendo en su casa a un grupo de mujeres mayores hasta que, en 1977 transformaron la casa religiosa de la calle del Bisbe en residencia para personas mayores, que ha perdurado hasta el año pasado, cuando la congregación decidió cerrar la comunidad para destinar las últimas religiosas a otras casas de la Península.
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