«Caminar y, si uno se cae, levantarse; caminar con una meta; entrenarse todos los días en la vida. En la vida, nada es gratis: Todo se paga. Solo hay una cosa gratis: el amor de Jesús» (Papa Francisco, JMJ, Lisboa, 2023)
Benita Romero, HCSCJ
Con la misma sintonía del mensaje del Papa a los jóvenes en la Vigilia de Oración, en Lisboa 2023, “Jóvenes sean para las demás raíces de alegría” les queremos compartir este mensaje que sigue siendo actual en nuestro compromiso cristiano.
Debemos tomar en cuenta las raíces que nos sustentaron. Aquellas personas que nos ayudaron a descubrir a Jesús dentro de nuestro corazón. Esa alegría auténtica que llega cuando volvemos a recordar que hemos sido llevados de la mano, por un Rayo de Luz, personas que nos señalaban el camino. Esos instrumentos claves, que todos tenemos en nuestro recorrido de fe: catequistas, familiares, religiosas, sacerdotes, acompañantes, maestros y amigos. Ellos que nos condujeron a conocer a Jesús, a llenar de sentido nuestra vida. (Rom. 12,12 “estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación”.
¿Qué podemos hacer por ellos? Recordarlos, y a la vez, seguir sus pasos. Convertirnos en antorchas de luz para las nuevas generaciones de jóvenes y niños. Ser arcilla en las manos del Señor. No hay mejor enseñanza que el testimonio de una persona de Dios, que con sus palabras, gestos y acciones nos enseñe y señale el camino.
Los jóvenes de hoy necesitan guías creíbles. Ellos son la esperanza y el rostro de una Iglesia joven y en camino. Igual que lo hizo María, nuestros niños y jóvenes esperan sentir la compañía de personas con experiencias de fe, que les enseñen a cultivar los valores del evangelio: la humildad, el testimonio, la entrega, el valor de la responsabilidad, la fe y la alegría de servir.
“Solo hay una cosa gratis, el amor de Jesús” esta expresión del Papa Francisco a los jóvenes de Lisboa, sigue vigente y actual en nosotros. Es nuestra misión enseñar a los más pequeños y jóvenes a encontrarse con Jesús.
“Hacer de nuestro corazón un Sagrario, donde hablemos con Jesús donde quiera que estemos, nadie nos lo puede impedir”. Así lo testimonió nuestra Madre Asunción. En ella las Hermanas Carmelitas y Laicado Carmelita Madre Asunción, encontramos nuestras raíces profundas de encuentro con Jesús Siervo y también la audacia para trasmitirlo a los niños y jóvenes, y toda la misión donde prestamos el servicio de animación pastoral.
¿Qué tengo yo para dar? Siempre tengo mucho para dar, aunque no lo haga consciente. Mi tiempo, talentos, la mirada compasiva, la escucha atenta, el silencio discreto, la sonrisa, la palabra de consuelo y aliento, mis experiencias, y hasta mis fracasos. Si existe humildad entre nosotros, tenemos mucho para compartir y crear espacios de acogida con la alegría de amar y servir al estilo de Jesús Siervo, dando lo que soy y todo lo que tengo.
Y como María, ser misioneros de alegría. Porque el que ama vuela, corre y se alegra, nos dice el Papa. Quien ama de veras vuela porque escucha y atiende el clamor del necesitado, se olvida de sí. Corre porque siente con urgencia el llamado y se pone en camino, a prisa. Se alegra y celebra la vida compartida y el don de la fraternidad, que viene de Dios. Es una alegría misionera que contagia nuestros caminos. Siente en tu corazón el llamado a compartir tus raíces, y a celebrar el don de la fe.
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