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Dulcenombre González, hcscj

Nos unimos a Madre Asunción en su caminar con Dios hacia una vida en plenitud, pasando por diversas etapas; en cada una de ellas, descubriremos que Jesús es el verdadero camino, la verdad y la vida y través de los acontecimientos, el misterio del amor misericordioso y fiel y la luminosidad de la Cruz.

Seducción y llamada.

Yo, Yahveh, te he llamado en justicia, te así de la mano, te formé” (Isaías 46, 6)

Cada ser humano tiene un destino particular que determina las distintas modalidades de su vida. Conocerlo es condición indispensable para cumplirlo –es el secreto de su existencia.

Para la Madre Asunción ese destino o ideal es LA GLORIA DE DIOS EN EL CUMPLIMIENTO DE SU VOLUNTAD que se revela en ella desde su infancia. Este ideal la lleva a ser colaboradora de Dios (Lucas 1, 38) a obedecer y a servir; es toda la razón de su existencia: “cumplir su voluntad” y servir con la misma naturalidad con que respira: “como Él quiera, donde Él quiera y para lo que Él quiera” (SdD Madre Asunción). Su programa de vida es la santidad y su meta ser Santa.

Intimidad con Dios – dar gloria a Dios

Yo marcharé delante de ti y allanaré las pendientes. Te daré los tesoros ocultos y las riquezas escondidas” (Isaías 45, 2-3)

Para Madre Asunción Jesús es el modelo de la glorificación del Padre, porque en Él se cumplieron absolutamente los deseos del Padre (Mateo 20,28; Hebreo 10,9; Juan 4,34)LA VOLUNTAD DIVINA era su pan de cada día (Juan 5, 30; 19,30; 17,7) y GLORIFICAR A DIOS era para ella responder con un sí integral a su voluntad santa – cumplir aquí, en el mundo, su querer con total AMOR Y FIDELIDAD (Mateo 6, 10), AMOR PURO Y PERFECTO que se da en Ella en la medida en que más ardiente y desinteresadamente busca la gloria de Dios y el cumplimiento de su voluntad (Mateo 6, 9).

Pasión por Dios, pasión por la humanidad.

Yo te he puesto como luz de las gentes para que llegue mi salvación hasta los extremos de la tierra” (Isaías 49,5-6)

El espíritu de las Bienaventuranzas, o sea, los actos de amor que resultan de la acción del Espíritu Santo por el influjo de sus dones, constituyen para la SdD Madre Asunción el MEDIO EN QUE REALIZA LA SUPREMA UNIÓN CON DIOS y, al mismo tiempo es la cumbre de vida espiritual como se testimonia en su vida. Ella vivió profundamente el amor, sobre todo a través de su castidad consagrada, con un amor total, íntimo y exclusivo a Dios y un servicio humilde de amor al prójimo. Amaba, honraba y servía a Dios: la CARIDAD que la une a Dios y la lleva a realizar obras de su amor misericordioso y a vivir más intensamente el gran mandamiento del Amor (Juan 13,34). Amor concretizado en amor a sus religiosas, a su Congregación, amor a la Iglesia y a todos sus miembros (Mateo 25,34ss), amor a los enemigos; amor al Criador desde las criaturas y alabándolo y glorificándole a través de ellas.

IDENTIFICAIÓN CON CRISTO. MISTERIO DE LA CRUZ

Fue oprimido, se humilló y no abrió la boca” (Isaías 53, 6-13)

Madre Asunción fue generosa en su entrega y vivía abrazada a la cruz, cualquier cruz que fuese. Ella sabía que sin vida ascética no hay vida de oración y aprendió que en el fondo de toda cruz está el consuelo de experimentar que el sufrimiento se va transformando en la gloria de Dios y en el bien de los hermanos (1Corintio 1, 23ss). Aceptó copiar de Cristo su sumisión al Padre imprimiendo un carácter martirial a toda su vida.

El Capitulo General del año 1922, y sus consecuencias, provoca en la Madre Asunción una transformación interior que la introduce en su más espesa “noche obscura” y la sumerge en la profundidad del misterio de la Cruz y configuración con Cristo Siervo.

Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús

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