“Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia¨ (Salmo 117,1)
Es una oportunidad muy hermosa poder compartir en este número del boletín sobre el caminar del Laicado Carmelita Madre Asunción en Cuba, pues en este año 2020, se cumplen 20 años de haber iniciado el primer grupo en la parroquia de San Cristóbal, diócesis de Pinar del Río, el 16 de julio del 2000; en la celebración de la fiesta a nuestra Madre del Carmen recibieron el escapulario los primeros laicos.
Además, el 10 de septiembre del 2020, de manera sorpresiva, ha partido a la casa del Padre la hermana Nilda Santoyo, laica carmelita, coordinadora del Laicado en Cuba, una mujer de extraordinaria fe y entrega, que se identificó profundamente con el carisma de Madre Asunción y así lo vivió hasta el último aliento de su vida como diremos más adelante.
El Laicado Carmelita Madre Asunción en tierras cubanas en el pueblo de San Cristóbal, después en esta misma parroquia surgieron otros grupos, en las comunidades de Mango Jobo, Santa Cruz de los Pinos, Chirigota, Modesto Serrano y Taco-Taco. Las hermanas presentes en la comunidad de San Cristóbal animaban la vida de cada uno de los grupos.
Unos años después se crearon grupos en la Parroquia de Bahía Honda, diócesis de Pinar del Río y La Milagrosa, en Guanabacoa, diócesis de la Habana. En este momento se mantienen todos los grupos con exención del último mencionado.
En las experiencias compartidas de los laicos expresan que el conocer a las Hnas Carmelitas y el carisma de Madre Asunción les ha ayudado tremendamente en su crecimiento humano y cristiano. Resaltan de manera especial que con las hermanas en cada una de las parroquias comenzó un trabajo misionero muy arduo para llegar a los lugares más apartados, venciendo muchos obstáculos, pero sin amedrentarse. Muchos de ellos hoy continúan esta labor gracias a la semilla sembrada por ellas. Al tratar este tema comparan a las hermanas con unas laboriosas hormiguitas que trabajaban incansablemente, no importaban las dificultades, con mucha fe seguían adelante, en cualquier transporte se movían a las comunidades más alejadas.
En el área de la formación consideran que los temas de contenido humano le fortalecieron mucho en su autoestima y les ayudaron en las relaciones interpersonales. Además, la preparación cristiana fue muy importante para la vivencia de los sacramentos y el conocimiento de la Palabra de Dios. En la espiritualidad, se enriquecieron con los retiros y espacios más largos de oración, en algunas ocasiones se pudieron realizar retiros de fin de semana para el encuentro más íntimo con el Señor. El hábito de la lectura diaria de la palabra pudieron irlo integrando a sus vidas, gracias a la orientación de las hermanas y los animadores laicos.
Conocer la entrega de Madre Asunción a los más pobres fue para ellos, según lo manifiestan un impulso para comprometerse junto a las hermanas, en el servicio de los comedores de ancianos; también lavatines para ancianos solos, enfermos mentales y familias muy pobres. Algunos de estos comedores funcionaron en sus mismas casas, involucrando a toda la familia en esta misión, que continúa en este momento en cada lugar con características diferentes. La sensibilidad por los necesitados sigue siendo hoy una misión de muchos laicos carmelitas, parte de su vida asumiendo responsabilidades desde Caritas y los grupos de pastoral de la salud.
Al mencionar su compromiso y amor por la iglesia, manifiestan que aprendieron con las hermanas, a querer a su comunidad, a sentirse iglesia diocesana, involucrándose en las diferentes pastorales, en muchas de ellas las propias hermanas asumieron responsabilidades y les involucraron. Un aspecto que resaltan es como aprendieron a amar la Eucaristía, a prepararla con esmero, buscando los cantos, las lecturas, dando acogida y apoyo a los que visitaban la comunidad, además de preocuparse por los problemas y necesidades de los hermanos y brindarles apoyo.
Después que las hermanas tuvieron que ausentarse de San Cristóbal se consolidó un grupo de animadores que se reunía con ellas mensualmente para recibir el tema que más tarde compartirían con su grupo. Al retirarse totalmente del país este equipo continuó animando bajo la coordinación de los laicos: Nilda Santoyo y Gustavo Fernández.
En este momento al fallecer Nilda, han expresado su disposición de continuar adelante manteniendo encendida la llama del carisma carmelita, por lo que esperan que la realidad de restricción de movilidad de la pandemia pase para poder reunirse y reestructurar el equipo coordinador.
A continuación, presentamos diferentes aspectos de la vida de la hermana Nilda, su pérdida ha sido muy dolorosa para todos, especialmente porque no pudimos acompañarla por la realidad del COVID. Solo un reducido grupo le despidió en el parque de Santa Cruz y en las afueras del cementerio. El obispo diocesano Mons Juan Dios Hernández, espera junto al párroco, que sea posible celebrar una eucaristía con toda la comunidad.
La hermana Nilda o la Tía Nilda como cariñosamente la llaman en Santa Cruz, niños, adolescentes y jóvenes; ha dejado un testimonio imborrable como mujer de fe, oración, de entrega apasionada por la evangelización y por el servicio a los más pobres y necesitados. Hay un texto de San Pablo que pudiéramos mencionar al evocar su vida: ¨Todo lo considero perdida ante el conocimiento de Cristo ¨Fil 3, 7-8
Así fue Nilda, todo lo puso a un lado por estar con Cristo y darle a conocer. Podemos decir que vendió todo para tener el tesoro, la perla…dejó a un lado el formar una familia, acogiendo a una sobrina que quedó huérfana, como su hija. También dejó su profesión de maestra, pues en los momentos de persecución contra la fe no podía mantenerse en la iglesia, si era educadora. Pero se entregó a la catequesis con un entusiasmo inigualable, con mucha pedagogía y creatividad, a pesar de los pocos recursos. Siempre valoraba de cada niño, aunque fuera uno solo, lo acogía con la misma alegría. Aunque después este niño dejara de ir a la iglesia lo seguía llamando por su nombre en la calle y saludando con cariño, por eso muchos la continuaban queriendo. Ella estaba segura que la semilla había que sembrarla, que el Señor cosecharía.
Hace poco tiempo en una conversación expresaba que su sueño era volver a las aulas, pero para dar catequesis en la escuela, que ella pedía a Dios que esto pudiera ser realidad otra vez en Cuba. Confiamos que este sueño pueda verlo realizado desde el cielo.
Gracias a Dios otro sueño suyo casi pudo verlo realizado, este es, la casa de acogida a los familiares y enfermos que van al hospital en San Cristóbal. Caritas Diocesana tiene ya todo previsto para su inauguración en la casa que habitaron las Hnas Carmelitas en San Cristóbal. Quienes llevarán este proyecto son miembros del Laicado Carmelita gracias a la orientación suya. La casa llevará el nombre de ¨Padre Claudio¨ un sacerdote muy santo que vivió en esta parroquia, el que le dio también la bienvenida aquí a las hermanas.
Nilda tenía una gran capacidad para la acogida y continuamente estaba buscando como atraer a los niños, adolescente, jóvenes y a las personas adultas a las comunidades. Era una mujer muy delicada para tratar a cada persona, muy medida para nunca herir, si corregía era con mucho cariño. Amaba la iglesia entrañablemente y le dolía cuando alguien de fuera la desprestigiaba o el pecado de los propios miembros empañaba su reputación. Se puede decir como mencionó una hermana, Nilda se casó con Cristo y con la iglesia.
Era una gran organizadora en las fiestas patronales, la Navidad, Semana Santa, buscando siempre, aunque fuera sencillo un refresquito, un dulcecito para compartir. Al momento de su partida era la animadora de la nueva Parroquia de Santa Cruz de los Pinos, pues el sacerdote al tener tres parroquias que atender tenía en ella su mano derecha, atendía en este momento cinco comunidades.
La experiencia de persecución que sufrió en los años más duros del ateísmo militante en Cuba, la hicieron identificarse con la experiencia vivida por Madre Asunción en la guerra civil española. Ella expresó en varias ocasiones que el testimonio de la Madre la ayudaba a perdonar y a buscar que Dios sanara sus heridas. Esto le permitió después recibir en la iglesia de vuelta a muchas de estas personas, sin rencor, ayudándoles en ocasiones a liberarse de la culpa, por los errores cometidos contra los católicos prácticos, como eran llamados los que se mantuvieron visitando los templos en esos años.
Agradeció profundamente a nuestra Congregación cuando fue invitada al Encuentro Internacional de Familia Carmelita Madre Asunción en agosto del 2009, en esa ocasión pudo visitar la tumba de la Madre, con la que sentía este vínculo tan íntimo y entrañable.
Dentro del Laicado Carmelita Madre Asunción fue una mujer incansable para mantener la vida de los grupos. Sobre todo, después de la partida de las hermanas en diciembre del 2018. Fue ella la que junto al hermano Gustavo, en la casa de Elba, continuaron con las reuniones mensuales de formación. Buscaba entre muchas dificultades el transporte adecuado para que todos los grupos pudieran participar en los retiros de Adviento y Cuaresma; así como en las celebraciones del 13 de mayo y el 16 de julio. Una gran alegría para ella fue lograr que, en el retiro de cuaresma del 2019, también pudiera participar el grupo de Laicado Carmelita de Bahía Honda.
Este grupo al preguntarle sobre ella ha escrito: Nilda fue una mujer sencilla, humilde, tratable, transparente, con un saludo alegre y juvenil. Una mujer de Dios, misionera, con un gran carisma carmelita. En Bahía Honda dejó huellas muy positivas, una gran persona, que dejaba hasta de alimentarse para entregarse a la misión.
En este último año de pandemia Nilda estaba feliz al contar como mucha gente se acercaba a Dios. Ella tocaba la campana todos los días a las 3.00 de la tarde para rezar el rosario en cadena diocesana, por la situación de la pandemia. No se podía acudir al templo, las personas desde su casa se unían en oración. Muchos al no saber rezar la paraban en la calle para pedirle un rosario y la hojita que les ayudara a aprender. Por esta sencilla misión un grupo de personas comenzó a visitar la comunidad, pidiendo prepararse para los sacramentos.
En Santa Cruz el comedor de ancianos gracias al trabajo abnegado de Nilda no se cerró, ella misma preparaba junto a la cocinera las masas de pizzas, con lo que fuera…salchichas, jamonada. Los ancianitos esperaban en el parque que ella les llevara el almuerzo o más adelante compraba la comida en el restaurant del pueblo habilitado para personas necesitadas y se los llevaba a las casas cuando ya se prohibió totalmente en esta provincia salir a la calle a los más vulnerables.
Cuenta su sobrina que este celo de servir a los más pobres, fue lo que adelantó su partida, pues salió a ayudarles el segundo día después de haber regresado a la casa del hospital, después de un infarto cerebral. El 8 de septiembre día de la Patrona de los cubanos, tampoco aceptó quedarse en casa. Sus palabras fueron: aunque sea esto lo último que haga, no dejaré de ir a la misa de la Virgen. Y casi fue así, desde el templo hubo que llevarla al hospital de nuevo y desde este momento estuvo muy delicada hasta que falleció.
Quiero terminar transcribiendo las palabras del grupo de laicos carmelitas de la comunidad de Taco-Taco: Nuestra querida y recordada Nilda, mujer fuerte, impecable, gran servidora de Dios, con gran humildad, que se entregó al servicio de los más necesitados. Se puede resumir toda su obra con una sola palabra AMOR. Hizo de la Iglesia un hogar y de toda una familia unida en la fe, en el amor a Dios y a los demás. Nilda ejemplo de vida cristiana y de santidad para los que la conocimos, no podemos hablar de ella de otra forma, sino con gran alegría y admiración.
Nilda que Dios te tenga en su santa gloria …Agrego solamente: Nilda intercede por toda la Familia Carmelita Madre Asunción y por el Laicado Carmelita en Cuba para que mantenga vivo el carisma de Madre Asunción del que tú te enamoraste y que también supiste vivir. Gracias Señor por el regalo de la vida de Nilda para nuestra familia y para la iglesia cubana, ayúdanos a seguir sus pasos.
Hna Blanca Aurora Valdés
(En colaboración con los grupos de Laicado Carmelita de Bahía Honda, Taco-Taco y San Cristóbal).
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