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La Pastoral con jóvenes desde el proceso sinodal.

Hace unos años hemos vivido un acontecimiento de primer orden para la PJV: la celebración de un Sínodo de los Obispos en torno a “los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. Más de un año de “presínodo”, con la participación de jóvenes y adultos, desembocaron en la “Asamblea sinodal” que tuvo lugar en el mes de octubre de 2018, tras la cual se abrió el tiempo “postsinodal”, para acoger toda la riqueza del trabajo compartido y de las intuiciones generadas.

Varios son los documentos que sintetizan este camino sinodal. Entre ellos, los dos más importantes son el “Documento final (DF) que salió de la Asamblea sinodal, estructurado según el relato de los discípulos de Emaús; y la Exhortación Apostólica Postsinodal “Christus Vivit” (ChV) del Papa francisco a los jóvenes y a todo el Pueblo de Dios. Todo delegado o agente de pastoral debería leer dichos textos como fuente de inspiración y punto de partida para desarrollar nuestra pastoral con jóvenes en nuestro tiempo.

La imagen que iluminó la Asamblea sinodal -Jesús caminando y encontrándose con los dos de Emaús- nos ofrece una orientación básica para nuestra pastoral con jóvenes: ACOMPAÑAR. Un concepto polifacético que quiere expresar un estilo eclesial de acercamiento a las generaciones más jóvenes para hacer camino junto, preguntándonos dónde estamos y cómo estamos en relación a los jóvenes. Dicho estilo se puede sintetizar en 10 categorías a modo de “semillas” que nos ha dejado el proceso sinodal, que no suplen la lectura de los documentos citados, sino que más bien pretenden motivar la reflexión sobre los mismos (Estas 10 “semillas” están tomadas de una ponencia de Rossano Sala ADB, ex Secretario especial del Sínodo sobre los jóvenes, titulada “Pastoral juvenil después del Sínodo sobre los jóvenes”, impartida en Madrid, en octubre de 2020.

ESCUCHA. Necesitamos partir de la realidad y ponernos a la escucha de los jóvenes, en sus vidas concretas. Ellos están inmersos en una época de metamorfosis marcada por desafíos antropológicos y culturales (digitalización, emergencia ambiental, cuerpo y sexualidad, pluralismo, aceleración…). Las vidas de los jóvenes son una llamada de Dios.

FRAGILIDAD. Es importante acoger y acompañarla debilidad y el fracaso, que en la pandemia de la covid-19 se han mostrado con fuerza. En las vidas de los jóvenes, esa fragilidad se expresa de muchas maneras. Ellos piden cercanía, ternura y reconciliación

BÚSQUEDA. El cambio y la fragilidad nos pueden poner en una búsqueda de verdad, libertad y justicia. No podemos dar respuestas sin escuchar antes las preguntas, ayudando también a despertarlas. Los jóvenes se muestran, en general, abiertos al diálogo y dispuestos a buscar.

DISCERNIMIENTO. El discernimiento es una actitud y un método para no quedarnos en las apariencias y llegar a la raíz de las cosas distinguiendo entre verdad y error, entre el Dios vivo y los ídolos que tratan de imitarlo. Un camino comunitario con tres etapas: reconocer, interpretar y elegir, todo ello a la luz del Espíritu.

ANUNCIO. No hay libertad ni verdad sin escuchar la Palabra y sin seguir al Señor. Por eso, en el camino de la pastoral, el anuncio cristiano ha de ser un núcleo generador al que volver continuamente: “Dios te ama”, “Cristo se entregó para salvarte” y “¡Él vive!”.

ESPIRITUALIDAD. Estamos llamados a acompañar a los jóvenes hacia una sólida amistad personal con Jesús, capaz de hacer nuevas todas las cosas. En este sentido es importante cuidar nuestra liturgia, favorecer el contacto con la Palabra, redescubrir “la senda de la belleza” y apuntar a la santidad.

FAMILIA. Frente a la “orfandad” espiritual que se está viviendo hoy en nuestro mundo, necesitamos ofrecer una Iglesia que sea hogar acogedor de todos los jóvenes, sin excepción, donde las relaciones humanas y comunitarias estén por delante de las estructuras.

VOLUNTARIADO. El compromiso caritativo y el servicio a los más pequeños frente a la cultura del descarte sirven también para encontrar o desarrollar la fe y para discernir la propia vocación.

VOCACIÓN. La PJ debe acompañar a cada joven al descubrimiento de su. vocación personal. Una propuesta para todos los jóvenes, en clave de discernimiento, que contempla el amor y la familia, el mundo del trabajo, y las vocaciones a una consagración especial.

SINODALIDAD. Pasar del “hacer para” el “estar y hacer con” puede ser el gran cambio que necesite nuestra PJ. Corresponsabilidad y participación entre los agentes de pastoral y con los mismos jóvenes, en una especie de pirámide invertida donde los niveles de mayor responsabilidad recogen e integran las propuestas de todos.

LA CUESTIÓN VOCACIONAL EN NUESTRA PASTORAL CON JÓVENES.

A partir de lo señalado en el punto anterior, ampliamos la perspectiva sobre la cuestión vocacional, desde una convicción: descubrir la propia vocación y comprometerse con ella ha de ser uno de los ejes que vertebre la PJ. En este sentido, se puede decir que toda la PJ es esencialmente vocacional, pues pretende ayudar a los jóvenes a descubrir lo que Dios quiere para cada uno de ellos.

En los documentos del proceso sinodal, la vocación como eje de la PJ aparece vinculada al acompañamiento y al discernimiento. Contando con que éste último tiene diversas aplicaciones, se explicita con claridad la necesidad de un “discernimiento vocacional”. Es decir, que la tarea fundamental en este acompañar procesos de fe, que estén abiertos a un discernimiento vocacional.

El texto es más extenso, sólo hemos tomado esta parte. (cf. Del Documento Básico de Referencia “Entre Nosotros” del Área de PJV de CONFER).

Desde el equipo de PJV de la Zona Ibérica, nos ha parecido bien compartir esta reflexión.

Seguimos orando para dar respuesta al Señor que nos dice: (“la mies es abundante y los obreros pocos, rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies”).

Es necesario seguir trabajando en este campo con ilusión, alegría y responsabilidad. La tarea es de todos.

Equipo de la Zona Ibérica

 

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