PREPARANDO EL CAMINO
Me retire por tres días (11, 12 y 13 de agosto) donde se me dio la oportunidad de estar en oración y meditación preparándome para ingresar a la etapa del noviciado, he sido acompañada por la Hermana Argimira Antón. Fueron estos días, de silencio externo e interno para escuchar a Dios comunicarse conmigo. El tema fue aprender a escuchar, el primer día oré y le pedí a Dios que me ayudara a abrir mi corazón a su Espíritu Santo para recibir las gracias que me ayudaran durante toda la semana. Mirando al profeta Elías y Job en la Biblia, eran personas silenciosas ante Dios, escuchándolo y con plena confianza. Estas lecturas me dieron fuerza y coraje para dejarme guiar y olvidar todo lo demás, callarme y pensar en Dios con confianza en mi vida. Durante mis días de retiro pude escuchar a Dios hablándome a través de sus palabras. La naturaleza también me recordó que las bendiciones y maravillas que Dios mismo ha hecho tienen un gran propósito en nuestras vidas. Escuchar a Dios hablando en Jesús, me hizo comprender que la Sabiduría Divina, nos llega a través de la lectura y la meditación de la Palabra que Jesús mismo nos dio. En el Sermón del Monte, Jesús me dice que para entrar el Reino de Dios, debo ser pobre de corazón y debo mantener mi corazón puro para poder ver a Dios, que es ese Reino. Esto me hará feliz y me llenaré de la presencia del Reino.
María nuestra Madre y modelo me mostró que la fe y la confianza en Dios es más que cualquier otra cosa. Sus virtudes y su «SI» a Dios hicieron que el plan de Dios se cumpliera a través de Jesucristo nuestro Señor y Salvador. Imitar a María es mi deseo en la vida. La Madre Asunción me enseñó que debo ser un alma llena del espíritu de la verdad, amando y siendo humilde en mi vida que debo amar y llegar hasta la locura del amor.
El día 15 de agosto, Fiesta de la Asunción de María, tuvimos en nuestra casa la celebración de la Eucaristía, presidida por el Padre Richard Mwanzia; mi superiora Hna. Argimira me entregó los símbolos Boletín Congregacional ‐Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús pertenecientes a la etapa del noviciado en la celebración de la Eucaristía; el misal diario, la Regla Carmelita, las Constituciones (para estudiarlas), una blusa blanca y una falda marrón que debo tener en el corazón, y lo que deben significar en mi vida. Estoy muy feliz de pasar la etapa de postulante que ha sido para mí muy provechosa y de iniciar el noviciado que he esperado pacientemente. También recuerdo a mis hermanas en Mozambique con quienes estamos en la misma etapa. Deseo agradecer a nuestra Madre Superiora General, Hermana María Rosario González, a la Congregación en general y a mi comunidad María Madre de Dios por las oraciones y el apoyo que me han brindado. También por su apoyo durante todo el tiempo que estuve esperando debido a Covid‐19.
¡Que nuestra Madre la Virgen María nos ayude a estar siempre unidas en la oración! ¡Gracias a todas!
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